HISTORIA DE ROY SOTHERS MENGHINI

1959 - 2025

Roy Sothers Menghini nació en Santiago en 1959, hijo mayor de William Sothers y Orielle Menghini, y hermano de Christian, un año menor. Su infancia transcurrió en Iquique junto a sus padres y abuelos maternos. A fines de la década de 1960, su padre volvió a Santiago por problemas de salud, mientras Orielle permaneció en Iquique con sus hijos. A los 13 años, Roy se trasladó definitivamente a la capital junto a su madre y hermano, justo en el difícil período de la separación de sus padres.

Desde niño sintió una profunda vocación por la medicina, aunque también soñaba con ser piloto de la Fuerza Aérea. La histórica operación del Dr. Jorge Kaplan, quien realizó el primer trasplante de corazón en Chile en 1968, terminó por inclinarlo definitivamente hacia la medicina. La separación de sus padres lo marcó profundamente: su padre estuvo presente de forma intermitente durante gran parte de la década de 1970, incluso residiendo varios años en Estados Unidos. Roy asumió entonces el rol de “hombre de la casa” para apoyar a su madre, que trabajaba como secretaria, sintiendo desde muy joven la necesidad de hacerse cargo. Fue así como desarrolló una fuerte capacidad de resolver problemas y asumir responsabilidades, cualidades que lo acompañaron toda la vida y le permitieron destacar en su carrera profesional.

Orielle mantuvo a sus hijos en el colegio privado San Pedro Nolasco, pero por las buenas calificaciones de Roy, lo cambiaron al Instituto Nacional, un liceo público de excelencia. Tras egresar, postuló a Medicina en la Universidad de Chile, donde estudió gracias a becas obtenidas por mérito académico, financiadas en parte por el banco donde trabajaba su madre, logrando titularse con distinción. En 1984 se casó con Viviana Medina, su polola desde los 13 años, y juntos se trasladaron a Chiloé. Allí trabajó durante un año en el hospital de Castro, recorriendo además las islas del archipiélago para brindar atención médica a sus habitantes. Al año siguiente se mudaron a Cañete, en la región del Biobío, donde vivieron cinco años y nacieron sus dos hijos mayores, Ian y Max. Con tan solo 27 años, Roy asumió la dirección del hospital, realizó sus primeras cirugías reconstructivas, abrió su primera consulta privada y promovió iniciativas comunitarias, como la organización de un bingo para adquirir una ambulancia. Su dedicación y cercanía lo convirtieron en una figura muy querida en la ciudad. Al término de sus años como Médico General de Zona en Cañete, decidió especializarse en Cirugía General de Adulto, dando inicio junto a su familia a la búsqueda de una nueva ciudad donde continuar su carrera. En 1991 la familia se trasladó a Viña del Mar. Roy comenzó a trabajar en un hospital de Valparaíso y también en un servicio de ambulancias, mientras cursaba la especialidad de Cirugía de Adultos en la Universidad de Valparaíso, donde además ejerció como docente durante esos años. Motivado por su interés en la cirugía reconstructiva, intentó vincularse con el equipo de cirujanos plásticos, pero encontró resistencia por parte de los profesionales de la época, lo que lo llevó a decidir no integrarse a la Sociedad Chilena de Cirugía Plástica. Persistiendo en su objetivo de formarse en el área, Roy solicitó un traslado al Hospital Gustavo Fricke de Viña del Mar, donde encontró apoyo y guía en el cirujano plástico Germán García Délano, quien se convirtió en su mentor durante ese periodo.

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En 1993 realizó un fellowship en la Universidad Católica de Río de Janeiro, formándose en la escuela del reconocido cirujano plástico Ivo Pitanguy, pionero mundial de la disciplina. A su regreso, en 1994, abrió su consulta privada de cirugía plástica en Viña del Mar, compatibilizándola con su trabajo en el hospital. Roy entendía la cirugía plástica no solo como una transformación física, sino como una herramienta para mejorar la autoestima y el bienestar integral de las personas, ya fuera corrigiendo malformaciones o mejorando el aspecto por razones estéticas. Entre 1995 y 2000, periodo en el que nació Kim, su tercera hija, Roy comenzó a tener más visibilidad en medios locales de Viña del Mar, publicando artículos y participando en programas de UCV TV. Asistió a numerosos congresos en Estados Unidos y Europa, convirtiéndose en el primer chileno invitado a la American Society of Plastic Surgeons. En esos viajes conoció SPAs y centros de bienestar, desarrollando la idea de ofrecer un enfoque integral a sus pacientes, incluyendo terapias menos invasivas para potenciar el bienestar antes y después de la cirugía. A comienzos de los 2000 soñó con construir un SPA junto al mar, un proyecto más impulsado por el corazón que por la rentabilidad. Fijó su mirada en una casa casi abandonada en el sector norte de Las Salinas, un lugar privilegiado frente al mar. Tras varios años y un complejo proceso de postulación, obtuvo la concesión marítima en 2004. En esos años también comenzó a aparecer en programas de televisión nacional, ganando notoriedad en todo Chile. En paralelo, Roy y Viviana se separaron, y él inició una relación con la actriz Carolina Arregui. Abrió además una consulta en Providencia, Santiago, complementando su práctica entre Viña del Mar y la capital.

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La construcción del SPA, por la complejidad del terreno y ubicación, tardó varios años y finalmente abrió sus puertas en octubre de 2008, convirtiéndose en uno de los principales referentes del wellness en Chile. A fines de esa década trasladó su consulta de cirugía plástica al SPA, mientras el centro ofrecía servicios de masajes, tratamientos faciales y circuitos de aguas. Durante esos años, las familias de Roy y Carolina comenzaron a compartir más tiempo, fortaleciendo sus lazos. En 2010 falleció su padre, William Sothers, tras varios años enfrentando complicaciones renales. A lo largo de la década de 2010, Roy se consolidó como uno de los cirujanos plásticos más destacados del país, enfocándose especialmente en la cirugía estética facial y participando en congresos internacionales para incorporar las técnicas más avanzadas. En ese mismo periodo, trasladó su consulta en Santiago a la comuna de Vitacura. A la par, continuó impulsando el SPA, buscando que sus pacientes mantuvieran el bienestar incluso después de las intervenciones. En 2015, Roy fue diagnosticado con un cáncer neuroendocrino extendido al intestino. Se sometió a una cirugía para extirpar el tumor principal y comenzó un tratamiento con lutecio para frenar la enfermedad. Ese mismo año enfrentó también la dolorosa pérdida de su madre, Orielle Menghini.

En 2016, tras más de diez años de relación, Roy y Carolina se casaron en Viña del Mar, celebrando junto a familia y amigos en Playa Las Salinas. Además, María Jesús, hija menor de Carolina, fue oficialmente reconocida como hija de Roy, sumando su apellido. A comienzos de 2019, Roy impulsó junto a sus hijos un nuevo proyecto complementario a su práctica de cirugía plástica: la apertura de Aesthetic Place en su consulta de Vitacura. Siguiendo la misma visión que había dado origen al SPA en Viña del Mar, este centro estético nació con el propósito de ofrecer bienestar integral y cuidado avanzado de la piel, pensado especialmente para sus pacientes de Santiago. El estallido social de 2019 y la pandemia de 2020–2021 afectaron al SPA, obligándolo a cerrar durante meses. En ese tiempo, Ian y Max asumieron la administración del negocio, permitiendo que Roy delegara la gestión operativa. Entre 2015 y 2024, con el cáncer bajo control, Roy se dedicó principalmente a su trabajo, su familia y su pasión por el bienestar. En 2024, el cáncer comenzó a avanzar nuevamente y los tratamientos dejaron de ser efectivos. Roy viajó a Alemania para someterse a un tratamiento experimental; alcanzó a completar tres sesiones, aunque con un estado de salud cada vez más frágil. A pesar de todo, nunca perdió la esperanza de retomar sus actividades y seguir impulsando el bienestar físico y mental de las personas. El 5 de mayo de 2025, tras una larga y valiente lucha, Roy falleció en la Clínica Indisa, Santiago, rodeado del cariño de su familia. Roy Sothers Menghini dejó un legado profundo en la cirugía plástica y en el wellness en Chile, siendo recordado por su calidez, sencillez, humildad y la cercanía con que trataba a pacientes y colegas. Fue un pionero que comprendió que el verdadero valor de la cirugía plástica reside en mejorar la vida y la autoestima de las personas, siempre vinculado a la búsqueda del bienestar integral. Más allá de su carrera, fue una gran persona, cuya influencia marcó profundamente a quienes lo rodearon, especialmente a su familia.

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